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EL DICCIONARIO DE USO DEL ESPAÑOL ACTUAL CLAVE

  1. PRELIMINARES.

La lexicografía como bien lo señala Humberto Hernández debe ser vista no como el simple hecho de realizar diccionarios, sino como la disciplina que se ocupa de los problemas teóricos y prácticos que plantea la elaboración de éstos. Problemas que van desde la recolección y selección de los materiales léxicos, la redacción del diccionario, su investigación de uso, hasta la crítica lexicográfica1.

La crítica lexicográfica apunta Haensch: “no tiene que ser puramente elogiosa ni malintencionada, sino simplemente objetiva”2. Para Humberto Hernández la función de la crítica lexicográfica “no debe limitarse, sin más, a la censura y a la descalificación”3, sino, mostrar los aspectos que fortalecen la obra, sus cualidades, así como también mostrar los errores que se puedan evidenciar en ella, para que así, el recorrido de la crítica se vaya allanando aún más objetiva, profesional y responsablemente.

Los trabajos de crítica lexicográfica han empezado a aparecer en los últimos años con más frecuencia y la crítica que generan algunos de ellos, como bien lo afirma Seco, se da a partir de la aparición de un nuevo diccionario y por parte de la prensa, o posiblemente de una revista especializada en caso que llame la atención, pero raras veces se puede apreciar que un diccionario sea objeto de una crítica que se lleve a cabo con el rigor y seriedad que el tema pide 4. Es por ello que se hace necesario saber quién hace la crítica, “si es un experto lingüista o filólogo especializado o sencillamente es un usuario más[5]” retomando las palabras de Gregorio Salvador, pues sólo así podríamos considerarla como tal.

Visto desde esta perspectiva, la persona que podría ofrecer una crítica objetiva y veraz sería el “lexicógrafo misionero[6] que según Seco es el que elabora diccionarios, por tanto, tiene mayores elementos y fundamentos que le harán ver y valorar de manera objetiva lo que el diccionario brinda a sus usuarios y a la vez descubra sus desaciertos. Obviamente su valoración será más justa y por tanto más interesante, dado que sabe de la labor que se realiza.

Pues bien, “El diccionario de uso del español actual Clave[7], es la obra que ha sometido a la crítica lexicográfica con el fin de valorarla y determinar, si es una obra que da cumplimiento a lo planteado en sus páginas introductorias, dando cuenta de los elementos que la componen, desde la macro hasta la microestructura, partiendo de las consideraciones señaladas por lexicógrafos reconocidos en este campo de la investigación. El Clave, lo que busca es registrar no sólo el significado de la palabra, sino también sus características de “uso”, por tanto, un usuario encontrará en las páginas de éste la norma culta de nuestra lengua, así como también la norma descriptiva que es la que va a considerar el uso que hacen sus hablantes de ella.

  1. DICCIONARIO DE USO DEL ESPAÑOL ACTUAL CLAVE

La primera edición del Clave fue publicada en abril de 1997 y la segunda en julio del mismo año. Su dirección estuvo a cargo de Concepción Maldonado González. Es una obra de carácter monolingüe, de uso general y descriptivo, pues recoge una selección representativa del vocabulario más usual del idioma español, produce un efecto normativo y brinda indicaciones acerca del uso de significantes léxicos dentro de un sistema lingüístico, registrando una selección representativa del léxico realmente usado en la lengua española[8].

El sistema lingüístico en que se basa el Clave parte del frecuente uso escrito en publicaciones periódicas y obras literarias de autores del ámbito lingüístico y oral de la lengua. Maldonado González, afirma “El corpus del Clave es un corpus actual. Las palabras y expresiones que este diccionario recoge son palabras y expresiones vivas, de uso diario en los medios de comunicación[9].

2.1. MACROESTRUCTURA DEL CLAVE

Para Rey-Debove: la macroestructura está constituida por “la suma de lemas o entradas que posee una lectura vertical parcial de un diccionario[10], de manera que éste será un elemento para tener en consideración, así como también algunos otros aspectos que son los que presentan la obra como tal. El índice, los prólogos, la introducción, la guía de uso del Clave, los ejemplos de uso, y demás, son los que muestran un panorama general de este diccionario, que serán considerados a partir de los elementos que permitan su contraste con la obra en su esencia.

El Clave brinda dos prólogos. El prólogo inicial es una realización de Gabriel García Márquez, quien da a conocer lo anecdótico que resultó para él su primera aproximación a los diccionarios, recordando como su abuelo lo llevó a su oficina para poner en sus manos ese “mamotreto” como bien lo llamó él mismo. Escuchar de su abuelo la frase: “- Este libro no sólo lo sabe todo, sino que es el único que nunca se equivoca -” despertó tanta curiosidad en García Márquez que le marcaría su vida de allí en adelante, de tal manera que el conocer más de las palabras sería un impulso para iniciarse en la lectura. Así, cuenta nuestro Nóbel su primer contacto con el que debía ser el libro fundamental de su destino como escritor.

García Márquez ve el diccionario como una obra a la que no se debe temer ni constreñir al simple uso. En la que se encuentran más que los significados de las palabras, pues lo que se contempla allí reunido es la lengua misma, por eso comenta la apreciación lúdica que de él se tiene, veamos: “Un gran maestro de música ha dicho que no es humano imponer a nadie el castigo diario de los ejercicios de piano, sino que éste debe tenerse en la casa para que los niños jueguen con él. Es lo que me sucedió con el diccionario de la lengua. Nunca lo vi como un libro de estudio, gordo y sabio, sino como un juguete para toda la vida”. El diccionario no es un elemento para conservar en los estantes de las bibliotecas, sino que se debe apreciar su valor y su uso hasta en lo cotidiano.

El Nóbel colombiano propone en el prólogo una reflexión sobre las asociaciones que en la vida cotidiana se hacen entre las sensaciones y el modo de expresarlas. Desde ahí se entiende que la importancia de las condiciones de la expresión tiene que ver con el sentido que se quiere expresar, por eso nos dice: “Creo que este género de asociaciones tiene que ver mucho con las diferencias entre un buen novelista y otro que no lo es. En cada palabra, en cada frase, en el simple énfasis de una réplica puede haber una segunda intención secreta que sólo el autor conoce. Su validez tendrá que ser distinta de acuerdo con quien la lea y según su tiempo y su lugar”. Es a ello a lo que debe apuntar un diccionario de uso como el que es objeto de nuestro estudio.

En el segundo prólogo, Humberto Hernández, hace referencia primero a la variedad y unidad del español, haciendo hincapié en los destinatarios del diccionario. Así, considera que el diccionario ha de ser un instrumento primordial y útil para quienes consideran que la lengua que se usa es el legado de mayor importancia que dejaron los antepasados, los ancestros. Se piensa que el diccionario va dirigido a una amplia comunidad de hablantes de la lengua, tanto de España como de América Latina y de los demás lugares donde el español hace presencia, por eso el diccionario debe recoger la variedad de los usos del español pues no existe un único español de España, además la supuesta homogeneidad del español de América es una falacia. Las limitaciones que se presentan en una obra lexicográfica no podrían haber detenido la intención de ofrecer un repertorio que muestra la norma viva y actual del uso del español para la producción, recepción e interpretación de textos escritos y producciones orales.

En segundo lugar, el profesor Hernández hace la distinción entre la norma castellana y la norma meridional partiendo del aspecto geográfico: la castellana se localiza en lo que corresponde al centro y norte de la península, ésta se caracteriza por hacer la distinción entre la apicoalveolar fricativa sorda (s) y la interdental fricativa sorda (q) desde el punto de vista fonológico, y la distinción entre vosotros y ustedes desde el punto de vista morfológico. La meridional que es la que se da hacia el sur de la península, las Canarias e Hispanoamérica que se caracteriza por no darse las distinciones señaladas como en el caso de la norma castellana. Estas diferencias se toman en consideración con el fin de presentar esas dos grandes regiones que no es para nada novedoso, pero sí es importante porque también pretende demostrar la gran variedad léxica y las semejanzas que se puedan presentar entre las hablas del sur de la Península, Canarias e Hispanoamérica, que también ha sido denominada español de Atlántico y que conforman una estructura dialectal.

En la parte introductoria El Clave muestra todo lo que en él podemos encontrar. Su corpus, se halla conformado por más 60.000 entradas, 50.000 extranjerismos y neologismos de uso frecuente, más de 2.000 americanismos y locuciones; no incluye regionalismos, ni términos y usos anticuados, tampoco hace inclusión de nombres propios y en el que caso que se presenten se justifica el por qué. También nos presenta de manera sencilla el manejo que le da al uso de lo adverbios, dejando claro que ha seguido la tradición lexicográfica. La información que presenta El Clave es bastante amplia y descriptiva buscando con ello que sus destinatarios lo conozcan bien.

El Clave presenta casi siete mil locuciones[11], las cuales se hallan dentro del artículo lexicográfico, debido a que aparecen registradas como subentradas. Estas se encuentran en una temática del apéndice que se titula “Ordenación alfabética de las locuciones recogidas en Clave”. Cada locución señala el artículo donde se halla la definición de la entrada. En él se presenta la palabra gramaticalmente fuerte atendiendo a un orden específico; primero que sea un sustantivo, luego un verbo, un adjetivo, un pronombre y finalmente un adverbio.

El artículo lexicográfico inicia con el lema escrito en letra negrita, seguido de su categoría gramatical. Si el lema es sustantivo se especifica si es masculino o femenino, los adjetivos y pronombres tienen formas distintas para las dos categorías. De igual manera, se señala la información morfológica, ortográfica, etimológica en mayúscula y de pronunciación en algunos lemas. Cuando el lema es un verbo, se presenta en infinitivo, señalando solamente su categoría con la letra “v”. En la temática: Modelos de conjugación verbal del apéndice se brinda una información completa.

En el artículo lexicográfico, las acepciones se presentan separadas por números arábigos, los cuales van precedidos por un recuadro en negrilla que es el encargado de separar las distintas categorías gramaticales que se hallan dentro del artículo, los ejemplos se encuentran en letra cursiva para enfatizar la definición que ha brindado y las locuciones separadas por doble pleca y en negrita. Sus definiciones son sencillas y de fácil comprensión atendiendo a la norma y al uso. Así mismo, se registra dentro de un corchete inicial y en negrilla las palabras, acepciones, locuciones o definiciones que no se hallan en el DRAE. Las abreviaturas y los símbolos son elementos que ayudan a la mejor comprensión del Clave. Señalan si es una categoría gramatical, si es correcto su uso o no, la clase de pronombre, la etimología, el nivel científico y técnico, el carácter de las unidades léxicas compuestas y categorías gramaticales, ayudan a entender las definiciones brindadas por el diccionario y hacen sugerencias en caso de estar usando mal una palabra.

Un aspecto positivo de esta obra lexicográfica es su apéndice. En él se encuentran temas como: Reglas generales de acentuación, Signos de puntuación, Uso de las mayúsculas, Los numerales, Las abreviaturas, Los topónimos, Los diez errores más frecuentes en español, Las formulas de tratamiento y la Presentación de originales, que se convierten en temas de gran ayuda para el usuario.

La lematización y los criterios de ordenación de las entradas en el diccionario, es un aspecto fundamental de la macroestructura y necesita de ciertos requisitos de selección de las unidades léxicas, de tal forma que los valores anticuados, coloquiales, eufemísticos, poéticos, vulgares y vulgares malsonantes sólo se presentan en acepciones de uso restringido. Las palabras anticuadas o caídas en desuso se mantienen, señalando con la abreviatura ant que es un término anticuado. También se registra un vocabulario común, dinámico y activo que es usado por los hablantes dado que se ha insertado por el uso.

Los adverbios que se registran son los que terminan en aumentativos y despectivos regulares en –do y en –nte. Los prefijos han sido incluidos exhaustivamente, la definición de estos ha permitido el no incluir las palabras derivadas o compuestas y cuyo significado se pueda deducir a través de los significados de sus partes. Los sustantivos van precedido por la información gramatical, para el género se utiliza s.m si es masculino y s.f si es femenino. Si se presentan variaciones en cuanto al género, entonces el sustantivo aparece en masculino y la terminación del femenino se presenta separada por una coma. Los pronombres por su parte, varían en tercera persona el – la se presentan igual a los adjetivos este-ta, también se presenta la forma “esto” y “esta” y aparecen de forma independiente, es decir, en cada entrada. Los pronombres personales y las formas átonas de los posesivos se encuentran como múltiples entradas pero con remisiones a su forma más general. Y finalmente, los verbos se presenta en infinitivo siempre, no se posible encontrar entradas en las que los verbos se hallen en gerundio.

Tratamiento de la Homonimia y polisemia:

Los conceptos de homonimia y polisemia son de gran relevancia en la elaboración del artículo lexicográfico, debido a que en la lematización se tendría en cuenta un sólo lema al suponer que los significados son polisémicos o varios lemas al entender que la palabra sufre de un caso de homonimia. En el Clave aparece el lema y dentro del artículo lexicográfico se van presentando los diferentes significados, es decir los distintos contenidos corresponden significantes.

  1. LA MICROESTRUCTURA DEL DICCIONARIO

El artículo lexicográfico inicia con la entrada o lema y termina en un punto aparte que da paso a la siguiente entrada. El lema se presenta en negrita al igual que las locuciones, las acepciones en letra script y los ejemplos en letra cursiva. La información gramatical se presenta en seguida del lema y la morfológica, etimológica y semántica se presenta al final del artículo lexicográfico. Así mismo, encontramos la definición del artículo lexicográfico que, según Martínez de Sousa[12], debe proporcionar toda la información que le corresponde tanto lingüística como enciclopédicamente. Las definiciones que ofrece El Clave garantizan al usuario la respuesta más precisa que se le pudo haber presentado en un momento determinado. Destacados lexicógrafos han coincidido en la dificultad que se presenta al momento de redactar las definiciones de una obra lexicográfica, es por ello que Medina considera tres requisitos: “la unidad léxica definida no debe figurar en la definición, la unidad léxica no debe traslucir ninguna ideología y la definición debe participar de las características de la lengua de su época y las palabras con que se codifique han de ser sencillas a la vez que claras y precisas”[13], además de la sistematicidad y la coherencia.

El Clave decidió optar por las “definiciones tipo o definiciones patrón”[14], pues así se garantiza que la redacción de sus definiciones tenga uniformidad, afirma Medina. La directora de este diccionario argumenta que “la redacción de las definiciones se hizo bajo unos modelos tipo que garantizaran gran sistematicidad y coherencia interna al cuerpo del diccionario” y para ejemplificar lo expresado sugiere que se revise las definiciones de términos botánicos o zoológicos, las profesiones, los grados militares entre otros.

Lexicógrafos como Casares y Seco, sostienen que el diccionario, debe ser fruto de la imparcialidad y la neutralidad por lo que el lexicógrafo debe evitar que su simpatía, antipatía, creencias filosóficas, políticas, religiosas o de cualquier índole se vean reflejadas en la obra lexicográfica. Sin embargo, otros autores como Blecua, Forgas, Pascal y Olaguíbel consideran que lo expresado por Casares y Seco es una pretensión que resulta imposible, por cuanto, todo diccionario encierra una carga ideológica, que bien puede ser consiente o inconsciente, pero nunca será neutra. El Clave no deja ver una marcada carga ideológica, esto no quiere decir que no lo halla, sino que sus redactores hicieron todo lo posible para mantenerse en un punto neutro, como afirman Olaguíbel y Pascual reconociendo esta limitante y buscando la neutralidad a través de la tolerancia.

Por otro lado, la prueba de sustitución o conmutación a la que se somete toda obra lexicográfica consiste en que el enunciado definidor puede reemplazar al definido en un enunciado de habla sin que este se altere[15] y esto se evidencia en las definiciones del Clave, las cuales se basan en modelos tipo para términos relacionados con la botánica, la zoología, las unidades de medida, los instrumentos musicales y profesiones. Por consiguiente, las definiciones que se encuentran en el Clave son propias o perifrásticas por cuanto el definidor busca reflejar de la mejor manera lo que significa la palabra definida, atendiendo al contexto y al uso.

  1. CRÍTICA LEXICOGRÁFICA AL DICCIONARIO CLAVE.

El equipo de colaboradores que desarrollaron este trabajo ofreció una obra completa con rigor y honestidad eliminando al máximo las deficiencias que se presentan en un trabajo de ésta dimensión.

El Clave puede ser utilizado por un usuario común, claro está que el usuario que tiene una base lingüística aprovechará de mejor manera toda la información que le suministra. La finalidad del diccionario de mostrar no sólo los matices semánticos de las voces sino también las características sintácticas propias del uso, supone pensar en un lector interesado en algo más que las simples definiciones, capaz de valorar las informaciones de carácter gramatical, fonético, sintáctico, etc., en obtener una información lingüística completa.

Este diccionario como bien se apunta en la introducción va dirigido a un grupo de usuarios amplio, brindando no sólo el significado de las palabras desconocidas, sino las locuciones y ejemplos que atienden a la norma culta del español, pero también al uso que hacen los hablantes de este, es por ello, que atiende al nombre de Diccionario de uso del español actual. Otro aspecto que caracteriza a esta obra y que se debe destacar es la no utilización de pistas perdidas, pues cuando hace remisiones, lo hace para definir en la entrada a la que se remite. Finalmente el Diccionario de uso del español actual Clave, es una obra lexicográfica que presenta de manera apropiada toda la información que considera relevante suministrar a sus usuarios, atendiendo a criterios específicos de la técnica lexicográfica y dando cumplimiento a lo prometido como una obra lexicográfica de rigor y calidad.

BIBLIOGRAFÍA

CASTILLO CARBALLO, María Auxiliadora. “La macroestructura del diccionario”. En: MEDINA GUERRA, Antonia. Lexicografía española. Barcelona: Ariel.2003

HAENSCH, Günther. Los diccionarios en el umbral del siglo XXI. Salamanca: Universidad de Salamanca. 1997.

HAENSH Günther. La lexicografía. De la lingüística teórica a la lingüística práctica. Madrid.: Gredos.1982.

HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Humberto. “El diccionario entre la semántica y las necesidades de los usuarios”. En: Aspectos de lexicografía contemporánea. Barcelona: Universidad de la Laguna. Vox. Bibliograf. S.A. 1994

HERNÁNDEZ Humberto. “La crítica lexicográfica: sus métodos y perspectivas”. En: Lingüística española actual, N XX .1998.

MALDONADO GONZÁLEZ, Concepción. Diccionario de uso del español actual Clave. Madrid: SM. 1997

MARTÍNEZ DE SOUSA, José. Diccionario de lexicografía práctica. Barcelona: Vox bibliograf. 1995

MEDINA, Antonia. Lexicografía española. Barcelona: Ariel. 2003.

SALVADOR Gregorio. “La crítica de Diccionarios”. En: Lengua y diccionarios. Estudios ofrecidos a Manuel Seco. Madrid: Arco Libros.2002.




[1] Cf. HERNÁNDEZ Humberto. El diccionario entre la semántica y las necesidades de los usuarios. En: Aspectos de lexicografía contemporánea. Barcelona. Universidad de la Laguna. Vox. Bibliograf. S.A. 1994 p.109.

[2] HAENSCH, Günther. Los diccionarios en el umbral del siglo XXI. Salamanca: Universidad de Salamanca. 1997. p. 237.

[3] HERNÁNDEZ Humberto. La crítica lexicográfica: sus métodos y perspectivas. En: Lingüística española actual, N XX .1998. p. 7.

[4] Cf. HERNÁNDEZ. El diccionario entre la semántica y las necesidades de los usuarios. Op.cit. p. 110.

[5] SALVADOR Gregorio. . La crítica de Diccionarios. En: Lengua y diccionarios. Estudios ofrecidos a Manuel Seco. Madrid: Arco Libros.2002. p. 235.

[6] Según Seco citado por Gregorio Salvador. Ibíd. p. 235 : “El lexicógrafo misionero es aquel que hace los diccionarios, que está habitualmente en el tajo, el que mejor entienda la obra, el que aprecie mejor sus virtudes y descubra más fácilmente sus defectos, con los que, a su vez, podrá sentirse acaso más tolerante; teniendo en cuenta el esfuerzo realizado o las dificultades experimentadas, podrá comprender, y será más justo en la calificación de los fallos, más estrictamente seguro en su valoración”

[7] De aquí en adelante sencillamente Clave.

[8] Cf. HAENSH Günther. La lexicografía. De la lingüística teórica a la lingüística práctica. Madrid.: Gredos.1982.p. 137, 164

[9] MALDONADO GONZÁLEZ, Concepción. Diccionario de uso del español actual Clave. Op. cit. XIV

[10] REY-DEBOVE, Josette. Léxico y diccionario. Citado por CASTILLO CARBALLO, María Auxiliadora. La macroestructura del diccionario En: MEDINA GUERRA, Antonia. Lexicografía española. Barcelona: Ariel, 2003, p.81.

[11] Cf. Clave. Op. Cit. p. 2004

[12] MARTÍNEZ DE SOUSA, José. Diccionario de lexicografía práctica. Barcelona: Vox bibliograf. 1995. p. 73

[13] Op. cit. p. 132

[14] Op. Cit. p. 134

[15] Cf. MEDINA, Antonia. Lexicografía española. Barcelona: Ariel. 2003. p. 136

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